lunes, 5 de junio de 2023

La ciencia de la pérdida, Preeti Vangani

 

Vi un total de tres veces a mi madre

en los dos años que duró la enfermedad

que se llevó a la única persona que me amaba incondicionalmente.

 

Me quedé muda cuando alguien

preguntó qué tenía. Tuve que decir no es grave,

se va a curar, tuve que decir los doctores no están seguros,

todo menos cáncer.

 

Un mediodía la vi recogiendo sus mechones de cabello,

se cayeron cuando los peinaba con cuidado en un intento

por cubrir su calvicie lo más que se pudiera.

Los vi caer a los pies del pequeño templo

que hay debajo de un espejo de cuerpo entero en su habitación.

Recogió los mechones y entrelazó sus manos

rezando, con los puños bien cerrados.

 

No sé qué pidió ese mediodía mientras rezaba

¿Pidió por la cura de su enfermedad?

¿Pidió que le volviera a crecer el pelo?

Creo que dijo que nunca le pase algo así a mi hija.

 

Que el pelo de mi hija crezca,

que viva, que viva mucho más que yo.

Poco después de su partida, revisé todos sus expedientes.

Escaneos, resonancias magnéticas, radiografías, revelación de tumores que matan

en un cuerpo que da vida.

 

Leí cada uno de los reportes, descifré su ciencia

descenso de corpúsculos rojos, recetas de Tarceva

antiácidos y antidepresivos,

índice de radiación, catarsis de quimioterapia,

dosis de fármacos, diarios del deterioro.

 

Aprendí y hablé el idioma del cáncer,

con la esperanza de que ella volviera

porque por fin había reconocido

su sufrimiento y su nombre.

 

He adoptado esta ciencia y la he hecho mía, cada vez

que toso, voy a WebMD y tecleo mis síntomas

un sarpullido que pica o una mancha debajo del ojo, absorbo

más ciencias para aprender sobre nuevas enfermedades

que tal vez podrían unirme a ella

me toco como dice la revista

en busca de masas o bultos extraños

pero sólo tengo un corazón hinchado

y una inflamada sensación de pérdida

que ningún examen de sangre puede diagnosticar

 

La ciencia de la pérdida

se pierde en mí


Versión al español: Brianda Pineda Melgarejo













The science of loss
Preeti Vangani


I saw my mother for a total of three times

over the two years that she suffered from a disease

that took away the one person who loved me unconditionally.


I couldn’t gather words in my mouth, when someone

asked me what she was suffering from. I’d say it’s not serious,

she’s getting better, I’d say the doctors are still unclear

but never say cancer.


One noon I saw her collecting her locks of hair,

fallen when she tried combing them out thinly

to cover as much baldness as she could.

I saw them fallen in the feet of the little temple

that lies below a full-length mirror in her room.

She gathered up those clumps and folded her palms

in prayer, with her fists holding them tight.


I don’t know what she asked for, that noon in prayer

did she ask for this illness to recede?

did she ask for her hair to grow back?

I think she said, nothing like that ever happen to her daughter.


May my daughter’s hair grow long,

may she live long, may she live much longer than me.

Soon after she left us, I opened all of her files.

Scans, MRIs, X-rays, exposing life-taking tumors,

on a life-giving body.


I read each one of the reports, decoding their science

dropping of blood corpuscles, prescriptions of Tarceva

anta-acids and anti-depressants,

rate of radiation, catharsis of chemotherapy,

dosage of drugs, diaries of deterioration.


I learnt and spoke the language of cancer,

in hope that she might come back

because I had finally acknowledged

her suffering and its name.


I have taken this science and made it my own, every time

I cough, I go to WebMD and key in my symptoms,

an itchy rash or an under eye spot, absorbing

more sciences to learn about new diseases

that could potentially connect me to her

I touch myself like the magazine says

to look for odd lumps and swellings

But all I have is a swollen heart

and an inflamed sense of loss

no blood test can diagnose


The science of loss

is lost in me