domingo, 8 de diciembre de 2024

Una vez me miré en un espejo, pero no pude ver mi cuerpo, Noor Hindi

                                   a partir de Ghassan Kanafani


Lo documento como argumento:

Existo. Lo aprendí viendo a mi padre

solo en la noche

dibujar una y otra vez

un mapa

de Palestina, con tinta verde.

Antes de 1947, repetía,

antes de la partición, antes de que la nación se convirtiera en historia,

antes de que mi lengua confundiera dar las gracias con sobrevivir,

antes de que eligiera una industria cuyo encabezado es:

mi pueblo muerto.

Una cámara se derrite bajo el sol del desierto.

A lo lejos, oigo los clicks agónicos del obturador, el fuerte estallido de

   los titulares azotando

los periódicos, la mirada fija de los otros.

Frente a mi padre, con mis pupilas clavadas

en sus manos callosas, yo también deseo capturar este momento,

retenerlo. Decir, sí, esta violencia es posible y mirarla provoca placer.

Pero, ¿quién es el público de mi mirada?

y ¿hasta dónde llega una herida

antes de amarillear?


Versión al español: Brianda Pineda

Incluido en el libro Dear God. Dear bones. Dear yellow (2022)













I Once Looked in a Mirror but Couldn’t See My Body
Noor Hindi


                                     after Ghassan Kanafani


I document as argument;

I exist. I learn this from watching my father

alone in the night

drawing and redrawing

a map

of Palestine, green ink.

Before 1947, he would insist,

before partition, before the nation became history,

before my tongue mistook thank you for survival,

before I chose an industry that headlines

my people dead.

A camera melts in the desert sun.

From far away, I hear the dying clicks of its shutter, the loud bang of

   headlines slamming

newspapers, the sharp gaze of eyeballs.

Standing before my father, my own pupils gaping

at his calloused hands, I too wish to capture this moment,

hold it. Say, yes, this violence is possible, and also, there is pleasure in looking.

But who is the audience of my looking

and how far does a hurt stretch

before it yellows?

Montaña, piedra, Lena Khalaf Tuffaha

No llames a tus hijas Shaymaa,
el coraje las llevará
por el camino de balas de los dictadores.
No las llames Sundus,
el jardín del paraíso llama a sus caléndulas,
recoge sus hojas verdes en su abrazo.
No llames a tus hijos Malak o Raneem,
los ángeles buscan la compañía de otros como ellos,
sus alas plateadas arrastran consigo la mugre de las prisiones,
el trino de su risa es un llamado a la oración.
No llames a tus hijos Hamza.
No provoques el azote del torturador
con promesas de resistencia.
No llames a tus hijos
Muhammad Ahed Zakaria Ismail,
se convertirán en caracoles, desaparecerán en la arena.
No pongas nombres a tus hijos. Déjalos vivir
sin nombre, sella sus párpados
y vende sus voces al ruiseñor.
No pongas nombre a tus hijos
y si tienes que hacerlo
llámalos como todo lo que resiste
a esta interminable estación de decadencia.
Llámalos montañas,
llámalos piedra.

Versión al español: Brianda Pineda

Incluido en el libro Water & Salt (2017)



















Mountain, stone
Lena Khalaf Tuffaha


Do not name your daughters Shaymaa,
courage will march them
into the bullet path of dictators.
Do not name them Sundus,
the garden of paradise calls out to its marigolds,
gathers its green leaves up in its embrace.
Do not name your children Malak or Raneem,
angels want the companionship of others like them,
their silvery wings trailing the filth of jail cells,
the trill of their laughter a call to prayer.
Do not name your sons Hamza.
Do not taunt the torturer’s whip
with promises of steadfastness.
Do not name your sons
Muhammad Ahed Zakaria Ismail,
they will become seashells, disappear in the sand.
Do not name your children. Let them live
nameless, seal their eyelids
and sell their voices to the nightin-gale.
Do not name your children
and if you must
call them by what withstands
this endless season of decay.
Name them mountains,
call them stone.


jueves, 28 de noviembre de 2024

TU’BURNI, Lena Khalaf Tuffaha

 

“Tu'burni” es una expresión de afecto muy habitual en Siria que se traduce como “entiérrame” y significa “te quiero tanto que espero ser yo quien muera primero”.

 

Cuando era niña, el almíbar de

las palabras suaves y cadenciosas de mi abuela

parecía de otro mundo.

Sus frases sirias se extendían como un abrazo

y los pétalos de jazmín se bañaban en su risa.

Tu'burni: ¡entiérrame!

Eres dueña de mi corazón

mi vida y mi alma.

Cuando rechacé la oscura plegaria

envuelta en sedas de amor

mi madre tradujo:

Déjame ser

quien se vaya primero

no dejes que mi corazón pase un día sin ti,

los niños deben enterrar a sus mayores.

En el antiguo barrio

damasceno de mi abuela,

niños y niñas de cuerpos esqueléticos

a los que restregaron hasta quitarles

la suciedad de la guerra

duermen profundamente

en sudarios contra el muro de piedra

de un salón de clases.

La oscura plegaria,

sin respuesta,

arde y se convierte en ceniza blanca.

En la patria del jazmín

la infancia se ahoga

en un veneno sin fragancia.


Versión al español: Brianda Pineda

Incluido en el libro Water & Salt (2017)



























TU’BURNI

 

“Tu’burni” is a common Syrian term of endearment that translates as “bury me” and means “I love you so much I hope I’m the one that dies first.”

 

As a child, the syrup of

my grandmother’s lilting sweet nothings

seemed otherworldly.

Her Syrian phrases stretched wide as an embrace,

jasmine petals bathed in her laughter.

Tu’burni—bury me!

Beloved of my heart

my life and my soul.

When I balked at the dark prayer

wrapped in love’s silks

my mother translated:

Let me be

the one who goes first,

let my heart never live a day without you,

children should bury their elders.

In my grandmother’s old

Damascus neighborhood,

slender-limbed boys and girls

scrubbed clean of war’s detritus

sleep soundlessly

in shrouds against the stone wall of

a schoolroom.

The dark prayer,

unanswered,

burns to white ash.

In the homeland of jasmine,

childhood drowned

in a poison with no fragrance.


Water & Salt (2017)


Reglas para recitar, Lena Khalaf Tuffaha

 

Necesitas saber que la lectura

es un acto de veneración

y la palabra es sagrada.

Más que significado

hay misterios en la curva y el vaivén

del sonido

y el sonido vive en tu aliento

y tú naciste para alabar.

Siéntate en el suelo si puedes

ancla tu cuerpo a la tierra

mientras tu corazón se prepara para elevarse

y sintonizar:

esta mensajería a la antigua

es mucho más rápida que la instantánea,

va del corazón de lo divino

al pulso de tus venas.

Para leer debes

asomarte a las complejas notas negras

y encontrar el camino a través del lienzo

de sílabas que se abre ante ti.

Cuenta los beats con los dedos,

detente en el suave terciopelo de las consonantes,

haz girar las vocales una y otra vez en la luz de la canción--

lo sagrado demanda opulencia.

Es necesario que sepas que

si hay pasión al recitar

las letras van a zumbar y trinar a través de ti,

las palabras van a oscilar y trabarse unas con otras,

una reunión de lustrosas perlas.

Tus labios se fruncirán para conjurar suaves milagros

y se abrirán para destilar la música

grabada en las palabras.


Versión al español: Brianda Pineda

Incluido en el libro Water & Salt (2017)

















RULES FOR RECITATION

Lena Khalaf Tuffaha

 

What you need to know is that reading

is an act of worship

and the word is sacred.

More than meaning

there are mysteries in the curve and sway

of the sound

and the sound lives in your breath

and you were born to praise.

Sit on the floor if you can—

anchor your body in the earth

as your heart prepares to soar upward

and tune in:

this is old-fashioned

messaging, so much faster than instant,

from the heart of the divine

to the pulse of your veins.

To read you must

lean into the complex quarter notes

and find your way across the canvas

of syllables stretched out before you.

Count the beats out on your fingers,

linger in the plush velvet of consonants,

turn the vowels over and over in the light of song—

the sacred demands opulence.

What you need to know is that in

an impassioned recitation

letters will hum and trill through you,

words will tilt and lock into one another,

a gathering of lustrous pearls.

Your lips will purse to conjure soft miracles

and part to distill the music

engraved in the words.


Water & Salt (2017)

lunes, 25 de noviembre de 2024

Querida A, Noor Hindi

 

Yo también lloro cuando pienso en mi madre. Luz de luna

Ro/ta/ espejos / vergüenza.

¿Qué fue lo que pidió? Amor

Imposible, amor y una bolsa infinita

de margaritas. Miedo tonto, vida tonta.

Ya no soy vulnerable.

Estoy arrullando tu cuerpo tus labios

su mueca de dolor / tu carcaj clonado.

Sostuve las cenizas de mi madre toda su vida, la caja

de manos firmes, el pesar del ocaso.

Perdóname. Intenté levantar una mujer

de la ausencia, rojo escarlata.

Perdóname. Lo logré. Mi hermano

se metió pastillas. Mi padre

un mapa sin destino.

Perdóname. Hay un mechón de mi pelo

en el piso, focos brillantes

que mastico en el sueño.

Cuando me preguntes a qué sonaba

crecer, diré que mi lengua

era tan roja como las mejores tumbas.

Ella también quería ser pájaro.

Pregúntale por qué grita el pelícano.

Pregunta por qué mueren las plantas.

Nadie modeló la alegría; Nuestra libertad

bañada de tanto dolor

Miro a los pájaros Su risa

inquieta. Tu silencio

a la luz del atardecer.


versión al español: Brianda Pineda Melgarejo

















Noor Hindi | Dear A,


I also cry when I think of my mother. Broke/n

moonlight / mirrors / shame.

What did she ask for? Impossible

Love, love an end-

less pocket of daisies. Silly fear, silly life.

I am no longer vulnerable.

I am cradling your body your pain-

ed faced lips  / cloned quiver.

I held my mothers’ ashes all her life, box

of steady hands, sunset regret.

Forgive me. I tried to build a woman

from absence, scarlet red.

Forgive me. I made it out. My brother

popped pills. My father

a map with no destination.

Forgive me. There’s a clump of my hair

on the floor, bright bulbs

I chew in slumber.

When you ask me what was sound like

growing up, I’ll say my tongue

was as red as all good tombs.

She, too, wanted to be a bird.

So ask why the pelican screams.

So ask why the plants are dead.

No one modeled joy; Our freedom

drenched in so much grief

I look at the birds. Their unsettled

laughter. Your quiet

in the evening light.


 

Desde el cielo, Sara Abou Rashed

                                 a partir de Lorca


Cuando muera
entiérrame en el cielo-
nadie se pelea por él.

Los niños juegan fútbol
con casquillos de bomba vacíos
(puedo verlos desde el cielo).

Una abuela hornea
su makroota y mamoul de Eid*
(puedo saborearlos desde el cielo).

Los jóvenes escriben cartas de amor
bajo un naranjo
(puedo leerlas desde el cielo).

Los soldados amartillan rifles nuevos
en el puesto de control
(puedo oírlos desde el cielo).

Bajo el fuego, la muerte y el agua
se preparan en la cocina
(¡puedo olerlos desde el cielo!).

Cuando muera, entiérrenme en el cielo,
dije, por ahora está en calma:
a nadie pertenece y nadie lo reclama.


* Eid, una palabra árabe que significa "fiesta", celebra dos importantes eventos islámicos: Eid al-Fitr, que marca el final del Ramadán, un mes de ayuno, y Eid al-Adha, que conmemora la fe de Abraham. Ambas fiestas se caracterizan por reuniones familiares, oraciones especiales, comidas festivas y actos de caridad. Eid es un momento de alegría, unión y agradecimiento por las bendiciones de Dios. Eid se celebra con dulces árabes tradicionales: Makrooth (pasteles suaves rellenos de dátiles, nueces o pistachos, sabor dulce) y Mamoul (galletas crujientes rellenas de frutos secos, sabor intenso). Ambos simbolizan la abundancia y la prosperidad en la cultura árabe.
















From the Sky
by Sara Abou Rashed

                               After Lorca


When I die,
bury me in the sky—
no one is fighting over it.

Children are playing soccer
with empty bomb shells
(from the sky I can see them).

A grandmother is baking
her Eid makroota and mamoul
(from the sky I can taste them).

Teens are writing love letters
under an orange tree
(from the sky I can read them).

Soldiers are cocking new rifles
at the checkpoint
(from the sky I can hear them).

Under fire, death and water
are brewing in the kitchen
(from the sky I can smell them!).

When I die, bury me in the sky,
I said, for now, it is quiet—
no one owns it and no one is claiming to.

miércoles, 16 de octubre de 2024

La cáscara del fruto de un cactus, Noor Hindi

 

                                                                                                    a partir de Solmaz Sharif

 

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Querido K,

 

¿Has soñado con granadas esta semana? Siempre hablabas del reflejo de los granados en los ojos de tu abuelo. Si la historia es una mujer de manos suaves sirviendo té negro, entonces que haya luz de sol, un sillón blandito, un joven palestino que entra por primera vez a su casa. ¿No es maravilloso? Que la mujer sea judía, sin que haya nada político en la forma en que anhela la seguridad de su hijo, ni tampoco en los años transcurridos entre 1948 y 1974, años que tu abuelo pasó llorando la tierra que usó para plantar aquellos granados. En esta versión de la historia, hay algo de perdón. Ven, ven, ella te llama. Todo cambiará. Tal vez le recuerdes a su hijo, tienes su misma tez aceitunada. Tú entra. 

 

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Querido K,

 

Esto es real. Me cuentas historias. Repites ¿entendiste? y ¿me oyes? como si no te creyera. Odias la forma en que interrumpo Al Jazeera, la forma en que hago preguntas. Tu cuerpo está hundido en nuestro desgastado sillón beige. Cada hora que hablamos me pregunto si alguna vez harás contacto visual. ¿Me mirarás? Los hábitos palestinos mueren porque los cuerpos palestinos están muriendo: están muertos. Pasa todos los días. Les importa un carajo tu abuelo, cómo pasó muchos de sus días mirando el techo, inhalando humo de cigarro, dependiendo de las Naciones Unidas para comer, para refugiarse. Año tras año, tú revoloteabas a su alrededor: inquebrantable.

 

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Querido K,

 

En una foto, estás a su lado, con una pequeña sonrisa, pantalones de vestir y un suéter. Me dijiste una vez que él te quitaría el miedo a golpes. ¿Es por eso que tienes una historia de hostilidad? Mi mamá dice que le escribías cartas de amor. Ella rompió todas y cada una de las notas que le diste y luego las quemó. Este conflicto continúa. Me pregunto cuánto de ti había en esas páginas.

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Querido K,

 

Imagina un día en la vida de un niño palestino de 13 años, lo llamaré     .     arroja una piedra a un tanque israelí porque Israel sólo autoriza que los residentes de Gaza tengan entre dos y cuatro horas de electricidad al día. Un soldado israelí atrapa a     , lo pone frente a un muro y amenaza con dispararle.     piensa en las nubes, en lo mucho que le gustaría saludarlas algún día.      eras tú, eres tú. En un sueño, mi bisabuela huye de su casa, con una olla sobre la cabeza para protegerse del sol. Quizás si hubiera tenido menos sed de tu amor éste sería más grande, más fuerte, más profundo.

 

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Querido K,

 

¿Recuerdas los frutos de cactus que siempre traías a casa? La cáscara del fruto del cactus tiene cientos de espinas como pelillos que se esconden bajo su superficie. Siempre sabías el lugar exacto que debía cortar la hoja del cuchillo para abrir la parte dulce del fruto. ¿No es eso el amor?

 

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Las partes en cursiva de este poema están tomadas del discurso del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Asamblea General de la ONU de 2016, el 22 de septiembre de 2016. 

















the shell of a cactus fruit, noor hindi

                                               

                                                                                                 after Solmaz Sharif

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Dear K,

Have you dreamt of pomegranates this week? All the time you would talk of the pomegranate trees that reflected from your grandfather’s eyes. If history is a woman with gentle hands pouring black tea, let there be sunlight, a soft chair, a young Palestinian boy entering his home for the first time. How remarkable is that? Let the woman be Jewish, and let there be nothing political about the way she yearns for her son’s safety, about the years between 1948 and 1974, years your grandfather spent mourning the dirt he used to plant those pomegranate trees. In this version of history, there is some forgiveness. Come in, come in she beckons you. Everything will change. Maybe you remind her of her son, how you both share the same olive-skinned complexion. You enter. 

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Dear K,

All this is real. You tell me stories. You repeat did you get that? and do you hear me? like I won’t believe you. You hate the way I interrupt Al Jazeera, the way I ask questions. Your body is collapsed on our tired beige couch. Every hour we talk makes me wonder if you’ll ever make eye contact. Will you look at me? Palestinian habits die because Palestinian bodies are dying -- are dead. It happens every day. They couldn’t care less about your grandfather, how he spent so many of his days staring at a ceiling, inhaling cigarette smoke, relying on the United Nations for food, for shelter. Year after year, you hovered around him -- unbreakable.

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Dear K,

In a photo, you stand next to him, wearing a small smile, dress pants, and a sweater. You told me once that he would smack fear right out of you. Is this why you have a history of hostility? Mom says you wrote love letters to her. She ripped each and every note you ever gave her, then burned them. This conflict rages. I wonder how much of you existed in those pages.

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Dear K,

Imagine a day in the life of a 13-year-old Palestinian boy, I’ll call him        .          throws a rock at an Israeli tank because Israel will not allow more than two to four hours of electricity a day for residents in Gaza. An Israeli soldier catches          , lines him up in front of a wall, then threatens to shoot.  thinks about clouds, how he’d one day like to greet them.          was you, is you. In a dream, my great-grandmother flees her home, a pot held over her head to keep from the sun. Perhaps if she had thirsted a little less your love would be greater, stronger, more profound.

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Dear K,

Remember the cactus fruits you would always bring home? The shell of the cactus fruit has hundreds of hair-like thorns hiding under its surface. You always knew the exact place the blade of the knife must slice to open the sweet part of the fruit. Is that not love?

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The italicized parts of this poem are taken from Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu’s speech at the 2016 UN General Assembly on September 22, 2016.